BLANCO: AXIS MUNDIS

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Una tríada perfecta en cuatro metros cuadrados con olor a café. Fuimos muchas, pero pocas fueron tanto. Se escuchaba el tintineo de cencerras allá al fondo, las gotas de suero marcaban el compás sobre el balde; y sus manos, las tuyas y las mías formaban una gama cromá-tica armónica.
Un conjunto de colores que merecía la pena ver. Vivir. Idas y venidas, de un continente a otro y luego a otro. Un viaje sin cumplir de un cumpleaños que no llegó. Tú, con tu perfecta pose, pusiste punto y final. Nosotras, nosotras… Nosotras quisimos ser puntos seguidos, dos puntos… Acabamos suspendidas entre dos pedazos de tierra seprados por el mar.
Fui hasta allí. Fuimos, juntas. Hasta aquí, justo de donde llegamos hace tiempo para volver a verte; cuando te vi paseando por la plaza de Jamaa el Fna, con las manos detrás de la espalda, el mismo porte y tu ritmo pausado y seguro, lloré y reí a la misma vez. El axis mundis… Entonces la miré a ella y ella se desmayó.